Con esta izquierda, todos fachas




No soy de los que se prodigan en redes sociales, ni expresa su opinión en cuanto a ideas -las tengo, son mías-. Me considero una persona que cree en las personas, por encima de los ideales de cada uno.

Pero este fin de semana he escuchado una serie de datos y, sobre todo, de opiniones, que me han impulsado a escribir estas líneas.

Hace ya algún tiempo que desapareció la izquierda moderada, la de muchos amigos con los que charlo, respeto y admiro. La izquierda actual, “esta izquierda”, tiene un talante -expresión acuñada por el inventor de “esta izquierda”, el señor Zapatero- de corte totalitario, es decir, “o piensas como yo o eres un facha”, centrando la cuestión en problemas menores y sin entrar en otros, de mayor envergadura, como la economía (por poner un ejemplo).

De manera que, si surge un problema en una cuestión de interés para todos, nos sacan otra de menor calado porque afecta a una minoría y hacen bandera de ello. Es la “cortina de humo" de toda la vida. Pero, al fin y al cabo, en mayor o menor medida, esto lo hacen todos, derechas e izquierdas.

El asunto es que, a raíz de lo que está ocurriendo con esto de la pandemia, la cuestión ha pasado de castaño a oscuro. Después de haber escuchado una crítica feroz con el “nunca mais”, “no a la guerra” o “la muerte de Excálibur”, resulta que ahora, cuando les toca a ellos, “no es el momento de criticar, sino de estar unidos”, es decir, “consejos te vendo, que para mí no tengo”.

Pero lo que ya me ha llevado a pulsar teclas, lo que hace que me den ganas de gritar, de llorar de rabia es que, con la que está cayendo, con unas cifras que sobrepasan ya a los ses mil quinientos muertos, escuchaba anoche en un programa del corazón -no me da la gana de hacerle publicidad- que lo que está pasando es que “vuelve a haber dos españas, la que está con el gobierno y los críticos a él”. Como si esto fuese un problema político.

Espero con todo mi corazón que se depuren, no responsabilidades políticas, sino penales, porque esto se podría haber minimizado. Había información, y los que la interpretaron bien eran unos “agoreros” y unos “alarmistas”. En base a la información de la que se disponía, veo dos escenarios posibles: que no se interpretasen bien los datos, con lo que se actuó con negligencia; o que se obviaron esos datos porque era el momento de “hacer política”, con lo que se prevaricó.

El resultado lo estamos viendo todos, y que no me vengan con que “a toro pasado, todos adivinos”, porque es una mentira más de la que se hacen eco la mayoría de medios de comunicación, bien adiestrados, por cierto.
Lo dicho que, como no comulgo con las ideas de “esta izquierda”, soy un facha. Y a mucha honra. Pero de los que dicen ellos que son fachas.

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